Si estás confuso por el caos terminológico de la Nueva Política™ y ya no sabes en qué lado estás o cuántos lados existen, presta atención a Lluís Lach y a Libération. Una persona normal puede dominar entre 25 000 o 35 000 palabras, pero realmente no necesitas tantas para describir la realidad social. Si alguien te molesta, irrita, o no te retuitea tus chistes, acúsale de crimen-mental (crimental?), versión Derechoso.
El diputado de Junts pel Sí, Lluís Llach, en twitter, ha mostrado su malestar por el artículo del diario francés Libération, donde se le acusa de ‘mimetizarse’ con el franquismo y de tener ‘resentimiento’ contra España. “Los diarios de izquierdas del Norte se parecen, a veces, a la derecha española,” ha dicho [Llach]
Fuente: e-noticies
Porque acusar de franquismo es lo que la derecha suele hacer… aparentemente.
Recuerda que el hecho de que alguien te critique o no esté en desacuerdo contigo no es por ninguna de estas razones:
Prioridades distintas, ignorancia, aburrimiento, deseo de crear controversia, diferencias de opiniones, personalidades distintas, estrategia similar pero tácticas diferentes, deseo verdadero de debatir o hacer “pedagogía”, o cualquier otra explicación.
La razón es que el crítico es de derechas, lo que ya lo describe todo, tanto a nivel intelectual (pobre y no digno a tener en cuenta) como moral (despreciable.) Naturalmente, como el ejemplo demuestra, todo el mundo está a la derecha del resto, y acusaciones de fascismo, racismo implícito o patrones neuronales derechosos se arrojan como una patata caliente (y Nazi) que toda persona respetable debería despreciar y aborrecer.