Hoy me he encontrado con este artículo de Vilaweb: “¿Y si los referendos no fueran buena idea?” Intrigado por tal mensaje, lo he devorado en un momento y he llegado a la conclusión de que, efectivamente, la monomanía de Vilaweb es peligrosa. Lo curioso es que el artículo no parece tener ninguna razón de ser, no hace mención alguna a algo reciente (relativo a Cataluña), y tampoco hay una conclusión para saber de qué va la cosa. Aún así, las patadas hacia España son bastante evidentes. El procés catalán ni tan siquiera se menciona, lo que lo hace aún más significativo por su ausencia.
El artículo menciona la comisión de Venecia y los problemas de los referendos, así que asumo que es un comentario a su código de buenas prácticas de referendos. Eso tiene su gracia porque recuerdo que en mi antiguo blog yo hice bastantes referencias a ese código, señalando que el pasado butifarréndum del 9-N se las saltaba todas.
El artículo de Vilaweb (para ser justos, creo que no lo han escrito ellos si no alguien llamado l’AraVot @aravotcat) va señalando los problemas (ciertos, a grosso modo) y empieza con el problema de la pregunta
“La Comissión de Venecia considera que la pregunta es clave para la formación de una opinión en los electores.“
Correcto. Y como buen ejemplo el artículo pone el caso de Escocia, y como malo… el del ingreso de España a la OTAN, a pesar de que confusa la pregunta no era (únicamente que tenía tres condiciones que se entendían bien.) Ejem… es como si nadie se acordara ya de la pregunta del 9N. De hecho, es notable que el artículo se olvide de una recomendación de la Comisión de Venecia (art 2.1), la de que ninguna persona debería tener dos votos en una pregunta, cosa que la pregunta del 9N provocaba (los independentistas votaban automáticamente a SíSí, y a Sí-loquesea en caso de que la independencia no ganara). Por no mencionar la recomendación de que debería ser una pregunta de Sí,No, o en blanco.
El artículo no trata sobre el Procés, directamente, pero es evidente por los ejemplos que da y por lo que NO se dice que sí va de eso, pues siempre hay que barrer para casa a la mínima que se puede. El siguiente problema de los referendos es el del quorum o mínimo de participación. Efectivamente, Art 7, la Comisión de Venecia no recomienda los mínimos de participación. Personalmente, considero que es un error, pues sí el tema a votar ni tan siquiera motiva a la gente a salir a la calle un día en su vida quizás es que el tema no interesa, lo que es un no implícito cuando lo que se desea es cambiar algo importante. Ahora bien, si el tema realmente no importa también es válido dejarlo en manos de aquellos que se molestan en ir a votar. En cualquier caso, la Comisión de Venecia no está hablando de referendos de independencia o temas importantes.
Edito: Juanmari comenta lo siguiente: “De hecho, la única vez que la Comisión de Venecia fue consultada sobre un referéndum de independencia (Montenegro) si recomendó mínimos de participación y una mayoría reforzada.”
http://www.venice.coe.int/webforms/documents/CDL-AD(2005)041-e.aspx
Punto III, páginas 7 y ss
Como si no fuera la cosa, el artículo de Vilaweb va soltando ejemplos “malos” de referéndums, y ahora todos son de independencia, pero no malos porque haya sido mal diseñados sino porque el Estado fue injusto al poner condiciones extremas (como que votaran más del 50% de la gente o un apoyo de más del 55%) Vale la pena mencionar que seguramente ninguna de esas votaciones habría pasado las condiciones de la Comisión.
El siguiente problema es el de los efectos, pues “el votante debe saber si este es un referendo vinculante o consultivo, de la misma forma que es necesario un mandato claro sobre qué comporta adoptar o rechazar la propuesta.” Un problema muy válido y cierto. ¿Qué ejemplos de referendos malos o confusos pone Vilaweb? ¿El 9-N? Jajaj, no. El de la renegociación de la deuda Griega y el reciente de Colombia que, pues según el escritor
“podía existir el peligro de que la población votase en contra de renegociar las condiciones y eso supusiera la fin del proceso de paz.“
Esa idea se repite luego a lo largo del resto del artículo: Los referendos son peligrosos porque la gente puede no votar lo que queremos. E incluso aunque el vencedor sea obvio, aún hay espacio para interpretarlo a nuestros intereses:
“Los referéndums acostumbran a dar únicamente dos opciones, a ser binarios, dejando así fuera a otras preferencias y con ello parte de la opinión pública. Un ejemplo claro…“
¿Cuál creéis que es ese ejemplo? No lo adivinaréis. Bueno, o sí, piensa mal y acertarás.
“Un ejemplo claro sería el referéndum de la constitución del 1978 en España. Aun con la importancia de aquel voto, únicamente obtuvo el 67,11% de participación, siendo el caso más extreme el del País Vasco, donde fue del 44,65%. Aquella constitución de consenso no gustó a una parte de la ciudadanía, que prefirió abstenerse para mostrar su disconformidad antes que posicionarse con los seguidores del franquismo que llamaron a votar en contra.“
Con un par. ¡Injusta España que únicamente permitió un Sí o un No a pérfida constitución y nos obligó a votar junto a franquistas o quedarnos en casa (pues sabemos que todos los que no fueron a votar fue porque no estaban conformes con el documento)! Un poco de información es necesario aquí. Efectivamente, fue a votar el 67,11% de la población, pero fue aprobada por el 87,78 % de votantes, o el 58,97 % del censo electoral. Además, según Wikipedia, los restos del franquismo no fueron los único que pidieron el No:
“Por su parte, ERC, que en la votación del Congreso se abstuvo, en el referéndum se sumó al voto negativo; mientras que PNV, MC y otros pequeños partidos de izquierdas hicieron campaña por la abstención. Asimismo, también pidieron el voto negativo Euskadiko Ezkerra (EE), Herri Batasuna (HB), OCI (actual POSI), POUM, PSAN, BNPG (futuroBNG), FE-JONS, FN, AFN, UC, LCR y CRPE, entre otros.”
El artículo continúa, sin aparente ironía, con el poder de los partidos políticos y la falta de información. Naturalmente, El Procés no se menciona:
“Uno de los problemas que se señalan habitualmente es que en los referendos muchas veces los electores han de decidir sobre temas complejos sin la información o los conocimientos necesarios, sobre temas de los cuales los mismos expertos desconocen las consecuencias (como el Brexit).”
Y con una falta absoluta de autoconsciencia:
“El ciudadano normal no se lee la Constitución Europea o se fija en las condiciones del plan del FMI para saber si será positivo o negativo para el país, sino que se orienta según los mensajes de los políticos, líderes de opinión o partidos. Pero a la vez es evidente que eso puede llevar a que los referendos sean usados para debilitar un gobierno o como una especie de cuestión de confianza.“
En el resto del artículo el escritor se entretiene comentar que da igual lo que votara la gente, votaron por las razones equivocadas:
“Así en el referendo de la Constitución Europea de 2005 en Francia, según las encuestas, un 52% votó en contra para mostrar insatisfacción con la situación social y económica francesa.“
“Los bandos, además, intentan imponer aquellos discursos que les favorecen y eso hace crecer la confusión. En Colombia, el gobierno ha presentado el referéndum como un voto sobre la paz mientras que la oposición lo ha hecho como una decisión sobre si las FARC merecen indulgencia. En ningún caso se votó sobre el acuerdo tal y como se pactó.“
Y entre las extrañas razones que llevan a la gente a votar en contra de lo que se debería votar:
“De la misma forma, el sector más católico [de Colombia] mostró su descontento [votando no] con las medidas a favor de los derechos de la mujer y de la comunidad LGTB.“
Eso debe ser.
El artículo continúa con los abusos de los referendos. Y, otra vez, sin ninguna clase de autoconsciencia procesista:
“Los referendos pueden ser muy negativos cuando los gobernantes no quieren tomar decisión impopulares o son utilizados como un arma partidista. Los votantes acostumbran a caer más fácilmente en la pasión visceral y a no separar las experiencias propias con lo que es mejor para el país“
Entonces al articulista se le escapa la verdadera razón por la que alguien pudo haber votado que NO a lo de las FARC (no es por los derechos de las mujeres o el tema LGTB, precisamente.)
“En el caso de Colombia los votantes no estuvieron dispuestos a hacer concesiones que consideraron excesivas (reservar escaños para las FARC en el Parlamento o castigos demasiado leves para sus comandantes) ignorando así una enseñanza básica de los proceso s de paz, como es
bajarse los pantalonesque la paz no es gratis y hay un precio político que se debería estar dispuestos a asumir.”
Y esto:
“Un referendo también se puede utilizar para que los gobernantes ganen popularidad. Es habitual en
CataluñaLatino-américa el uso de referendos por parte de los presidentes, cuando tienen conflictos con las cámaras presidenciales, intentando contraponer así la voluntad del pueblo con la del parlamento.“
El artículo acaba con que los referendos pueden usarse para imponer la opinión mayoritaria sobre la minoría (léase implícito: Cataluña) Aunque siempre hay excepciones, como “la Devolution a Escocia y Gales [*guiño guiño*] que obligó al parlamento y gobierno británicos a conformarse con los resultados de la opinión pública.” La Devolution, equivalente a nuestro sistema autonómico, fue por lo tanto un gran acto de democracia, pero no como el sistema autonómico de la Constitución Española, que fue aprobado por la mayoría de catalanes, pero aun así fue un ejemplo de mal referendo.
De hecho, la única vez que la Comisión de Venecia fue consultada sobre un referéndum de independencia (Montenegro) si recomendó mínimos de participación y una mayoría reforzada.
http://www.venice.coe.int/webforms/documents/CDL-AD(2005)041-e.aspx
Punto III, páginas 7 y ss
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Interesante. Lo añado al texto principal.
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Un artículo sobre referéndums que no llega a ninguna conclusión, salvo lo mala que es la Constitución y la pregunta de la OTAN.
Un día que escriban sobre los prejuicios.
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Sí, eso fue lo que más me sorprendió. No parecía tener punto de partida, sentido, ni destino. Pero imagino que alguien sentía la necesidad de rajar de España por… algún motivo (y quizás colar que la independencia no necesita ningún referéndum, *guiño* *guiño*)
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Magnífico análisis.
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Gracias!
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