En mi anterior blog (que ha desaparecido de la faz de Internet) escribí bastantes entradas sobre el prusés catalán. Creía haber perdido todos esos textos pero gracias a Javier de Citafalsa los he recuperado. ¿Cómo? Brujería, supongo. En cualquier caso, ahora tengo unos 65 artículos recuperados y almacenados, y aunque no creo que vuelva a subirlos todos, sí los más interesantes o, especialmente, aquellos con los que pueda restregar un “ya lo dije”.
Los copiaré tal cual, corrigiendo únicamente errores de expresión, orotgráficos (oops) y esas cosas. Si deseo añadir algo o comentar un tema porque haya cambiado mucho o lo que sea, ya lo añadiré como “nota” en el texto. Las imágenes e hipervínculos, links y tal, también se han perdido, pero ya los añadiré como buenamente pueda, crea, me acuerde, o como lo improvise. Lo digo también por si veéis que añado una imagen del 2016 para un texto del 2014.
El primero de los artículos, “Mutación de la demos” es uno de mis favoritos y de los primeros que escribí, allá en noviembre del 2013. Aunque es una continuación a otra entrada, se entiende bien por sí sólo. Básicamente mi argumento es que una votación de independencia es algo inherentemetne sesgado no tanto por la pregunta en sí (aunque también) como por las consecuencias de la misma, y que no se puede presentar como un derecho a “decidir” igualitario para los partidatios tanto del sí como del no.
MUTACIÓN DE LA DEMOS, publicado original el 3 del 11 del 2013.
En la entrada anterior escribí
“Ignorando el “detalle” de que la independencia destrozaría a los partidos ‘españolistas’ (lo que no ocurre con los independentistas en caso de que pierdan la votación), y por lo tanto a los capaces de representar y movilizar a los futuros partidarios del sí (a volver a España), una vez tomada la decisión del sí (para salir) no hay marcha atrás, como mínimo por el mismo camino.” Y en un asterisco a pie de página escribí: “Lo considero más o menos evidente, pero para no alargar el texto en todo caso eso se explicará en otro post.”
Pues a explicar eso toca:
Es una cuestión de derechos humanos (art 15.2 DUDH) que a nadie se le puede forzar un cambio de nacionalidad1 así que es evidente que cualquier país de recién creación que acepte tales derechos aceptará que cualquiera de sus residentes acate la nueva nacionalidad, se quede con la antigua o -si así se acuerda entre ambos países- con ambas. En el caso de Cataluña, El Periódico hizo -dentro de una encuesta mayor- una pregunta sobre este tema y el resultado fue que, entre los encuestado, en caso de una Cataluña independiente cerca del 9% seguiría con la nacionalidad española. No parecerá mucho, pero ya son varios cientos de miles de personas, y si se desglosa ese resultado según afiliación política, el 44.2% de los afines al PP no aceptaría la nueva nacionalidad (el resto casi todos no lo saben o la doble). Teniendo en cuenta la migración de mucha gente del PP al partido Ciutadans, es posible que hoy en día tal partido mostraría un patrón similar.
[Nota: Esa encuesta se hizo dando la opción de aceptar la doble nacionalidad, lo que presupone que es algo casi automático. Teniendo en cuenta que no lo es, muy probablemente ese 9% subiría mucho en la realidad.]
Lógicamente eso implicaría que los que mantuvieran la nacionalidad española no podría votar en las elecciones generales del nuevo país. Es cierto que nadie les obligaría a “marchar” pero tampoco nadie puede forzarles a “quedarse”. Es inevitable por lo tanto que la base demográfica de los partidos “españolistas” quedará seriamente mermada, incluyendo entre sus dirigentes, intelectuales y líderes de masas más motivados (los que podrían volver a sacar el tema de la “reunificación” al cabo de un tiempo).
Es decir, al día siguiente a la independencia, aunque entre los residentes del nuevo país la opinión sobre la cuestión de la soberanía sería la misma que ayer, la representación política de tal opinión (la “demos” representada) habría mutado. ¿Qué partido del nuevo Estado independiente se molestará en representar una opinión cuyos partidarios no podrán votarle? Ninguno ¿Qué partido en el poder se molestará en subvencionar medios afines a tal opinión, o a apoyar o crear manifestaciones masivas que muestren de cara a la opinión pública que tal opinión existe? Naturalmente ninguno. ¿Saldrá un President de ERC diciendo “bueno, hagamos otros referendum porque sí a ver si los catalanes desean volver?” Está claro que no. Así, aunque la opción del “no” (que por entonces sería la del “sí a volver”) represente a casi el 50% de la opción (o incluso más), su representación parlamentaria será mucho menor, por no hablar del peso que tendrán en los medios de comunicación y cultura oficial del país, que será casi nulo (si ya lo es ahora…)
Si únicamente fuera lo dicho hasta aquí aún se podría tolerar, pero teniendo en cuenta lo dicho en el post anterior, la parte del no -y únicamente ella- tiene desventajas notables. Por lo tanto tenemos que si el Sí pierde consiguiendo un 49%, eso le motivará a esforzarse aún más (“¡Estamos a solo dos puntos!”) para forzar otra consulta al cabo de poco tiempo, sus partidos seguirán teniendo el mismo peso representativo, la demos (como número y proporción de ciudadanos) seguirá intacta, y su domininio de los medios de comunicación locales seguirá igual (si no potenciado). Ahora bien, si pierde el no consiguiendo un 49% y nadie interviene para evitar la proclamación de la independencia, parte de los ciudadanos contrarios a tal opción no aceptarán la nueva nacionalidad (y con buenas razones, pues sabrán que ya han perdido para siempre), los partidos políticos que les representan resultarán heridos (algunos de muerte) y nadie se molestará en representarles políticamente pues no podrán votar en las elecciones generales (“total… extranjeros que se autoexilían”); tampoco podrán forzar la consulta de nuevo pues no dominarán el país (ni a nivel políico, mediático ni nada), y aunque pudieran sería irrelevante pues la decisión de unirse al antiguo país ya no dependerá de la nueva nación sino de la antigua.
Una vez vi una imagen que comentaba que ninguna nación que se declaró independiente durante el siglo XX ha pedido volver a unirse a la metrópolis. Ignorando que por orgullo es probable que nadie lo proponga… normal, es que aunque el 60% de la población lo deseara lo tendrían casi imposible para forzar de nuevo tal decisión (que de todos modos debería ser aceptada por el viejo Estado.) Y tras un par de generaciones nuevas nacidas y educadas en el nuevo Estado tal posibilidad ni tan siquiera se les pasará por la cabeza pues ya pocos sin alzheimer recordarán que un día ambos países fueron uno. Y todo eso ocurrirá con que gane una opción (y no la otra) por un 1%. Repito, un 1%.
¿Qué es una cuestión de democracia votar sobre estos temas? Quizás. Puede.
Personalmente lo dudo y ya he expresado dos veces por qué, y más de la forma como se ha llevado el tema en Cataluña, pero supongo que mejor eso que los más clásicos métodos de un grupo terrorista molestando o una guerra civil*2, pero ni por asomo me va alguien a hacer creer que tal votación es igualitaria y justa con ambas partes por igual, como la manifestación de un “derecho a decidir”. No puede serlo, la propia lógica interna y estructura de la pregunta y del debate lo impiden. Dictadura de la mayoría y punto.
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*1 Como relación legal entre un individuo y un Estado, no como concepto étnico, lingüístico, cultural, identitario, religioso o lo que sea. Por lo que a mí respecta puedes considerarte de la nación jedi.↑
*2 Aunque aquí dudo que haya más de cien personas lo suficientemente motivadas como para liarse a tortas por el tema. El precio que se está dispuesto a pagar por la libertad de la nación es bastante bajo, y algo que cueste más esfuerzo que ir a votar un domingo es molesto.↑